Algunos peludetes son tan, tan especiales, que no sabemos como describirlos, y ese es PEPE, nunca lo tuvo fácil, que ninguno de sus “dueños” se ocupó de él, terminó viviendo absolutamente solo en un piso, con la única compañía de una persona que le sacaba 10 minutos al día. Tenía todos los papeles para volverse un perro, agresivo, antisocial, y es todo lo contrario. Se lleva bien con todo y todos, convive sin problemas con gatos, se relaciona con todos los perros y adora a las personas.