La leyenda de las gatas carey

Existen multitud de leyendas respecto a los gatos y dependiendo de la cultura y la época salen mejor o peor parados, por suerte para las gatas Carey siempre han salido bien paradas. Para los Celtas, tener una gata Carey en casa traía fortuna al hogar, los marineros japoneses las llevaban en los barcos para ahuyentar a los malos espíritus…
Pero lo más bonito es la leyenda que explica el origen de sus colores, y esa es la que os vamos a contar hoy.

La leyenda de las gatas carey

Leyenda del gato carey

Hace muchos, muchos años el Sol estaba cansado de vivir siempre en el cielo, quería saber cómo era vivir en la Tierra, conocer a los animales y personas que siempre veía desde la lejanía. Quería conocer lo que era pasear por la playa, tocar los árboles del bosque, pasear por un prado… deseaba con todas sus fuerzas poder bajar, aunque solo fuera un día. Tanto, tanto lo deseaba que le pidió a su amiga luna que le reemplazara por un día, solamente un día, no pedía más.

La luna quiso hacerle ese favor, por algo era su amiga, pero solo podía reemplazarle por un momento, no por un día entero.
Así el sol tuvo que decidir en qué forma de ser vivo bajaría a la tierra sin ser descubierto, observo a todos los seres vivos de la tierra, busco y busco hasta que su decisión fue muy clara, quería ser una elegante y preciosa gata negra, le conquistó la elegancia de sus movimientos, su sutileza al desplazarse y la gran belleza que tenía.

Y por fin llego el día tan esperado por el Sol, eligieron un día de verano muy soleado, la Luna se acercó al Sol hasta poder cubrirlo poco a poco. Ya en el cuerpo de la gatita negra, el Sol empezó a disfrutar de su mayor sueño, recorrió los rincones más bellos de la tierra, y tanto estaba disfrutando, tal era su emoción y felicidad que se olvidó de la promesa que le hizo a Luna, y su estancia dejó de ser momentánea, estando en la tierra más tiempo de lo prometido.

La leyenda de las gatas carey

Poco a poco la Luna se cansó de ocupar el lugar del Sol en el cielo y decidió marcharse muy lentamente. Al darse cuenta el Sol de que la Luna se iba tuvo que dejar rápidamente el cuerpo de la gata negra para volver a su puesto en el cielo. Pero tan rápido tuvo que volver que dejó unos rayos de su hermosa luz en el pelaje de la gatita.
De esta forma la gatita negra y toda su descendencia quedó con un pelaje lleno de destellos de luz. Y no solo eso, el Sol también les dejó parte de su sabiduría y magia.

¿Te gustaría adoptar a una gata que tiene rayos de luz en su pelo y posee magia y sabiduría?